El reciclaje es un proceso tan complejo que a veces se olvida y deshecha por parte de las entidades nacionales, ya que se aprovecha el presupuesto en otros servicios mayormente necesarios.
A diferencia de otros, y gracias a la tecnología actual, son relativamente fáciles y baratos de separar y volver a introducir en el ciclo de fabricación, y su reutilización reduce las emisiones de CO2, además de la contaminación del aire y del agua de los ríos que genera la minería.
El proceso de reciclaje de metales se compone de diferentes fases que hacen posible que estos materiales puedan volver a utilizarse:
Ya que se vuelven a usar metales que han sido utilizados previamente. De esta forma, no es necesario adquirir materia prima virgen.
Reducción de las emisiones de CO2 y el daño al medioambiente.
El reciclado de los metales genera empleo en la cadena de valor, desde la recogida hasta la transformación de los materiales recuperados.
El valor principal del reciclado de metales, como hemos apuntado al principio, es que la materia prima resultante puede usarse para hacer los mismos artículos en tantos ciclos como haga falta, a diferencia de lo que ocurre con otros materiales, como algunos plásticos. Por eso se considera que forman parte de una cadena de valor prácticamente circular, aunque se pueda mejorar en algunos aspectos.